Querida:
Pude vivir mucho entre horas, siento haberte robado demasiado tiempo. Siempre lo veías por el lado malo, a mí nunca me gustó esa palabra, pero aunque me la llevara… tú, siempre, tenías otra guardada. Claro que te encanta, porque era yo, el que siempre, te encontraba. Tú, estabas, demasiado ocupada, pensando en ti. Nunca fue