Tengo la boca de oro…

Vivo en mis latidos de teclas, en mis gritos de-mente, en la compañía de soledad, por más, tiempo que se me va, y se va… no. Son muchos años ya. Qué voy a tener que demostrar… a estas alturas, no hay más. Eres cual rana, que salta de charca en charca, y luego se secan tus lágrimas, y no hay más. Salta a la tierra, pasa la lengua por ella y llénatela de arena, y levanta… a mí me llevaron a rastras, no ellos, si no el otro, que sale cuando ya no queda nada.

Son 10 años de ventaja, a la pata coja y con los ojos tapados, y aún así no hay más, te dejo pasar si hace falta, para ver como de la carrera te estampas y te partes la cara. Yo no voy para allá, tantos pensando que tengo que demostrar algo, cuando cada vez lo que te invade es el cansancio, de lo mismo a tu alrededor.

Decepcionado, cuando tanto esperas algo, mientras las palabras ya no cambian nada.