Triste condena

Dueño de nada, y acompañado de soledad, versos de madrugada, e insomne hasta la saciedad, miradas de nostalgia, ante macabras distancias… Escribo por tortura y por rabia, escribo… por melacolía y latidos en pausa, escribo porque en esta vida, soy mi terapia… Mientras, almas vagan, yo recorro horas y horas, donde Luna me acompaña, en 

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