Madre

Madre mía, tú que tienes la piel llena de raíces… crecen en tu vida, la vida, y no paras de respirar. Todo gira. La vida, tu vida, y el caminar del tiempo, te hace dejar atrás cualquier hecho. Yo te rodeo de versos, te lleno de besos, por el daño que te hacemos. Lo siento, por todos nosotros, y por ellos, y perdónanos, porque no  sabemos lo que tenemos. Pisamos tu sueño, rompemos el débil enlace entre tu dermis, y vomitamos cientos de malos humos sobre ti. Perdónanos, porque en tu cielo no hay Dios, sólo vemos el sol… porque en tu infierno no hay demonio, sólo somos nosotros. Y el cemento es tu vestido de diario, que poco a poco recubre tu piel por todos lados, tu lágos llenos de lágrimas cristalinas, se empiezan a eutrofizar… hemos perdido el mar, y ya no sabe a sal. Ejemplo somos de muerte, de tiempo y espacio, haciendo daño… pero unos pocos siempre nos salvamos, aunque los malos son muchos malos, y es complicado llevarlos al otro bando.

¡Oh Madre! tú que me ofreces un suelo que pisar, no me dejes caer, al final. No me quites mi realidad, y enséñame a ver más allá de lo que no es. Yo perdí el norte, y entonces fue que te vi, rescatarme. La herencia de mi vida no es mi vida, es su vida y un lugar, lo demás, carece de importancia. Educar. Que el respeto ha de implorar, sobre todo lo que haya. El amor guardar, como corazón. Que tu pensar, es un arma, tan sólo hay que saberlo usar.

Y no hay más… y no, no hay más…

Mode: Fire man, núcleo no se apaga
Listening: Macaco – Madre Tierra