A tí que lloras…

He odiado cada uno de mis pensamientos, cada una de mis deciciones y mi absurda manía por abandonar a los que me brindan una mano de esperanza… y he dicho, que cada cual se come sus lágrimas, y nunca he necesitado hombros donde llorar… tal vez, porque nunca supe confíar, o nunca los quise encontrar… algo, que hoy día, ya, carece de importancia, en esta realidad.

Y hundiéndome poco a poco en una soledad cada vez más sola, si cabe, huyendo hasta de mi propia persona, y perdiendo poco a poco todo contacto, las lágrimas nunca vienen solas… je… las lágrimas, nunca vienen solas. Buscan tu debilidad, y tú, ves claramente que esas lágrimas piden ayuda por momentos… pero… estás ahí, esperando a que caigan por tu mejilla, como si de un río abriéndose paso por las montañas se trataran… bajan primero puras, y después se van ensuciando de pensamientos y de preguntas cuando bajan por tu cara, hasta que decides que esa lágrima no tocará fondo… no llegará a caer al suelo, sino que volverá a tus adentros, y con la lengua la atraparás para saborear el mar, y no ensuciar a nadie más… y tragas, y tragas, hasta que explotas y ya no puedes más, y cuando te das cuenta, no es que no quieras esas manos de complicidad que buscan tu mirada para ayudar… es que quieres apoyar las manos en el suelo y ensuciar tu vida, para poderte levantar, quieres no poder atrapar las lágrimas porque estas deciden caer por tu nariz y saltar… saltar al suicidio, antes que volver a formar parte de nuestra terquedad.

Y no nos damos cuenta que aunque seamos fruto de nuestros actos, hasta la respiración de otra persona puede cambiar tu vida, y la cambiará… pero, nuestras lágrimas son nuestras lágrimas, y nuestra vida… je… nuestra vida, es sólo nuestra y de nadie más. Nadie va a sufrir por nosotros, cuando estemos mal… y esta maldita realidad, me hace preguntar, que yo sé donde quiero estar, pero es tan diferente a las personas que tienen mi edad, que ya no sé si mi mente es vieja para mi cuerpo… o mi cuerpo joven para mi mentalidad, pero… este lobo se divierte acechando ovejas desde el monte… viendo cuales son sus temores, y su debilidad… pero las ovejas… las ovejas no miran al lobo… sólo corren, porque tienen miedo, hacia el centro del rebaño donde no puedan hacerlas daño. Pero el lobo no quiere comer ovejas… quiere que las ovejas vean que él también tiene debilidades, detrás de estos dientes… detrás de los aullidos que cualquier luna le hace vomitar… hasta que ya no le queda nada dentro… hasta que vuelve a olvidar… hasta que vuelve a guardar todo aquello que le remueve la conciencia.

Y nunca… llegan esos momentos, en los que las lágrimas… se evaporen… e intentamos, sin mucho exito… buscar la felicidad, mientras lloramos… sin ni siquiera saber porque salen esas lágrimas…


2 Comments

  • arandanilla miércoles, 9 agosto, 2006

    La búsqueda de la felicidad es lo que hace que no la encontremos. Un saludo desde Ruta!

  • SaNTiaGo miércoles, 9 agosto, 2006

    Hay algo que no entiendo, por que no te dejas ayudar? es obvio que con cada escrito es lo que pedis.
    Por cierto, este me encanto.
    Saludos y fuerza.

Comments are closed.