Dime por qué, he de creer más allá de lo que veo. El mundo siente, y yo siento no poder estar presente. En cuerpo y mente, deseo encontrarte, pero no te tengo. Camino ciego, en un mundo lleno de trastos por los suelos. No importa, le empiezo a coger gusto al suelo. Me arrastro por
Es ese momento, en el que quedas quieto, en medio del mundo… observando, e imaginas que todo da vueltas. Es como si el silencio se quebrara en mil pedazos, y la sangre circulara por arterias de alquitrán. Somos glóbulos rojos, cargados de bien o mal. Lo llevamos de un lado a otro, por encontrar, un
El camino no se hace al andar, se hace al llorar y luchar. Dispuesto a la deshidratación… las fuerzas no hacen mención de honor. Soy yo, tarde o temprano, el que ha de caer. Pero los versos, son de pena, y la mentalidad de guerrero se encuentra en debacle. El tiempo lento, ante, el pensamiento,
Y en este espeso aire que entra en mi respirar. Este silencio que aborda mis madrugadas hasta el desquicio final. Te replanteas el sentido de la vida y de la persona en sí. Las personas nunca cambian. Y bajo ese precepto, yo vivo afrontando quien soy, mitigando el descubrimiento poco a poco que hago de
Para soñar hay que dormir, rendirse, y dejarse ir. Allá en la realidad se escapan, tus posibilidades de gritar, pero en noches largas, mis ojos escapan al peso, y mi vida respira en la noche. No queda más que pintar sueños, en noches eternas, donde no te encuentro. Y me veo, rendido a los pies
¿Qué vida hay después de la propia vida? Tal vez mis creencias realistas me hagan llegar a un vacío aterrador. Un lugar donde no encontraré a los pocos seres queridos que quisiera encontrar, un lugar donde no habrá castigo por mi vida, ni sufrimiento atemporal por mi suicidio. Tal vez, el mayor error posible mío,