Bajo noches somos poetas urbanos, nos escondemos del mundo, por defensa, tenemos cabezas abiertas, al alcance de cualquier persona. Andamos solos entre humanos, ya no damos manos y punto, sólo gritamos con voces como emblema, ya somos problema y tortura. Y es que la enfermedad asola a las mentes, dementes sedientos de sangre de gente,
Siempre feliz, siempre sonriente aunque la gente se empeñe en no creerte, tú crees que con una sonrisa todo se puede, todo se relativiza, todo es diferente, siempre viendo el lado positivo de situaciones candentes, siempre luchar y reír antes que llorar y lamentarse, siempre contener tu rabia antes que soltar lo que realmente eres.
Tras un día duro, me da igual con lo que me vengas, ya me da igual… tal vez lo que yo quiera no sea posible, demasiado sencillo, y a mí lo que me va es hacerlo complicado… saturado, acabo, después de un día largo… ya no importa, todo es relativo, he olvidado lo que sentía
Y qué vais a hacer cuando un escritor se suicide… no tendréis más de él, ninguna palabra cruel, ninguna realidad fiel, será impuesta… salvo la sangre que en el suelo mancha tu parqué, eso te va a doler… porque escribo gracias a esta tentación a la vida, a veces me entran ganas de saltar por
Sólo caminaré solo por pasillos oscuros… escribiré delirios a la luz de las velas, la soledad y un bombo y un clap… tengo problemas para hablar o mantener una mirada, pero es porque hoy no tengo ganas… la desilusión puede apoderarse de mi cuerpo, hacer que ya no me intereses y no me importe ni
No me importa nadie, ni personas ni hechos, ni historia ni políticos, no me importan, ni sentidos ni destinos, no me importa tu cambio repentino, no me importa el dolor que lleve en mi camino, no me importa que te quiera y no pueda decírtelo… no me importa sentir decepción de tu respiración, decepción de