Toda soledad se lleva con peso y esmero, colgada a la espalda… más bien te agarra al cuello mientras andas, y el peso te aplasta… la verdad es de distinta tonalidad, depende de lo que quieras ver, de lo que quieras sufrir… o menos o más, tú dirás. La razón se me quedó en mi
Soledad se controla. El miedo siempre existe al tiempo en silencio prolongado… sin sueño. Sin un abrazo en el mundo, sin dolor ni amor, mi corazón se heló y tan sólo espera el calor… tus letras en réplica ya me importan una mierda. Tu vida en tristeza, es mi vida en ausencia. Y no hay
Y el silencio se queda al impedimento que las palabras quiebran al no tener capacidad de hacer… a la ineptitud de viajar miles de kilómetros en esencia, pero saber a poco… a la cara de bobo, al sentirte enamorado de la voz que promiscuamente imita en cualquier teléfono… y tú, sólo quieres darle un beso.
Escribir sin canción… sin futuro en mi situación, con sensación, de barco a la deriva lejos de mi amor. Repleto y rebosante para dar, lleno de besos por dejar marchar. Muriendo vivo, como cada cual, pero más. Llorando sin dolor. Sano y sin motivos. Falto de una parte de mí, falto, de vida dentro de
Y abriré los ojos, para verte, cruzando el mundo para sentirme. Moriré ante la resignación de vivir sin amor. Siendo mejor mi propio olvido, que el de vos. Porque la vida muere sin latidos que muevan los besos que quieres. Y lo que nada cuesta, nada vale… Es el tiempo, el que ha de tener
Retirado y en silencio, es la vida, en suspiros, lo que pierdo. En dos metros, que se hacen inmensos. Mientras el tiempo, en noches al descubierto, me consume, en noches sin sueño… Con tu sonrisa como espejo, grabado en el espacio; en la pared frente a mi tiempo, aunque la noche, me pase factura luego.